lunes, 12 de enero de 2015

Pablo Sebastiá: "España es actualmente un manicomio"


Pablo Sebastiá Tirado es conocido como autor de novela negra, director y promotor del festival Castelló Negre, sin embargo en su última novela "La sonrisa de las iguanas" (Reino de Cordelia) cambia de registro y nos provoca una sonrisa con una parodia sobre los efectos perniciosos de la España de los recortes.
 
 
 
 

- Siempre ha escrito novela negra ¿por qué este cambio de registro?

- Porque mientras escribía la nueva novela, que se titula “Intentando suicidarse casi se mata”, una novela negra con algo de ironía, cada dos por tres me salía una situación sarcástica. Un día me di cuenta de que lo que necesitaba era sacar esta historia de dentro para cantarle los cuarenta a esta sociedad en la que vivimos que tiene tantos problemas, y sin embargo, en lugar de reaccionar, encararlos y afrontarlos, nos hemos convertido en unos llorones. Necesitaba hacer una crítica social desde el humor para que la gente se ría pero que deje un poso. La reflexión es que España es actualmente un manicomio.

- Hay muchos personajes en la novela ¿Quién es el protagonista real?
- Inicialmente quería que fuera Antonio, el periodista que vive en el extranjero y que viene a España a internarse en el sanatorio, pero a medida que la novela se acerca al final vi que se podía entender la novela de dos maneras: que la protagonista era la enfermera o que era el político independista. Cada cual que elija el que prefiera.

- La metáfora es que los policías con como iguanas ¿por qué?
- Cuando vas a una isla paradisíaca del Caribe te encuentras con un montón de iguanas, te recomiendan que, aunque no hacen nada, no te acerques a ellas, porque aunque no son peligrosas pueden morderte o darte un golpazo. ¿Para qué vas a acercarte a una iguana? Los antidisturbios son algo parecido. Cuando una manifestación se termina y la gente normal se ha ido sólo quedan 200 personas en frente de los antidisturbios ¿qué crees que va  a pasar? Pues que les van a zurrar. Les increpan y les molestas hasta que saltan, luego cuando actúan se van a una cámara y lloran porque les han pegado. Lo que defiendo es que no todos los antidisturbios son unos cafres que abren cabezas porque sí y, desde luego, tampoco son almas cándidas. Hay de todo y en el centro está la virtud. Y que el manifestante que llama “hijo de p…” a un antidisturbio sabe lo que le va a pasar y decir lo contrario es hipocresía total.


- ¿Es mejor la fuerza o el diálogo para conseguir los objetivos?
- A veces las negociaciones funcionan y a veces no. No todos, pero hay políticos inútiles. Lo que intento en la novela es coger personajes, todos “borderline” para que el lector diga, “hombre esto es un poco exagerado”, pero entonces ¿por qué la sociedad piensa que todos los políticos son corruptos? Intento defender algo que hoy es muy difícil de defender. No todo es blanco o negro, en el centro está la virtud y deberíamos recuperar algo que se ha perdido y es el sentido común.

- ¿Por dónde empezamos?
- Es complicado saber por dónde, principalmente porque ya no hay símbolos a los que te puedas acoger y sobre ellos construir algo. Los símbolos son muy importantes. En Francia la República es una mujer a la que todo el mundo respeta. En España el símbolo de la Corona es una prostituta que nadie respeta, con independencia del rey que esté en ese momento. La bandera de España ya no es la bandera de todos los españoles, el PP se la ha quedado y hay que recuperarla para todos. Si defiendes la palabra Libertad eres un liberal que lo único que quiere es el despido libre. Si eres un defensor de la familia es que eres católico. Los símbolos que tenían un valor importante ya no son de todos, lo que habría que hacer en primer lugar es recuperarlos. ¿Por dónde? La conciencia social se crea en la infancia y la educación es fundamental. Hay que invertir en educación.

- Pero con las transferencias en Comunidades Autónomas es más complicado….
- Eso ha sido un gran error, igual que la sanidad, pero si hubiera voluntad se podría solventar. Que no se pueda comprar una receta emitida en Valencia en Madrid, por ejemplo, es una aberración.


- ¿Piensa seguir en esta línea de denuncia sarcástica o vuelve a la novela negra?
- En mis novelas sean del género que sean siempre hay crítica, aunque la próxima vuelve a ser negra.

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