viernes, 2 de febrero de 2018

Premios literarios: ¿Impulso al autor o a la editorial?

Empezamos el año con el fallo de numerosos premios literarios, algunos tienen ya la fecha consolidada, otros han decidido adelantarse a lo establecido. El inicio del año, tras la vorágine navideña, solía ser una temporada de relax editorial. Ahora ya no. ¿A quién impulsan los premios, al autor o a la editorial que los convoca?

Recuerdo que hace veinte años enero, sobre todo, era un mes tranquilo en lo que se refiere a periodismo cultural. Tras la vorágine navideña y el Premio Nadal, que siempre se falló el 6 de enero, el resto del mes se dedicaba a planificaciones, actualización de contactos y visitas para conocer de viva voz las previsiones editoriales, poco más, algunos resultados de ventas del año anterior y algunas presentaciones de libros, pocas. El estrés editorial tomaba ritmo a mediados de febrero para precipitarse en marzo y convertirse en locura en Abril con Sant Jordi.

Pero todo cambia en nuestra sociedad, nuestros hábitos de consumo, nuestra forma de lectura y también las promociones editoriales. Quizá haya sido el estrés acumulado de tantos años lo que ha hecho reflexionar a muchos editores para adelantar los fallos de sus premios y darlos a conocer a principios de año, de esta forma se aseguran cobertura mediática en un mes insulso y además la producción del libro va más relajada de cara al primer pico importante de venta anual: El 23 de abril, Día del Libro en el Mundo y Sant Jordi en Cataluña.

Este año el primer autor literario que se alzó con un trofeo fue Alejandro Palomas. Con su obra Un amor recibió el Premio Nadal 2018, que cada año convoca Ediciones Destino, un premio con solera y prestigio que dio a conocer a grandes autores. 

R. Pernas y F. Marías presentan a la ganadora
Más reciente es el Premio Dos Passos, convocado por la agencia literaria del mismo nombre, Ámbito Cultural de El Corte Inglés y la editorial Galaxia Gutenberg, cuyo objetivo principal es descubrir talentos noveles y publicar su primera obra. En esta IV edición, su fallo se hizo público el 16 de enero y la "cuentista" Patricia Esteban Erlés pasó a ser novelista con Las madres negras, una novela de tintes góticos sobre la eterna lucha del Bien y el Mal, a través de la vida de Mida, una huérfana recluida en el convento de Santa Vela. 

El fallo del Jurado de los Premios Edelvives se anunció el 30 de enero y los ganadores fueron Patxi Zubizarreta por ¡Corre, Kuru, corre! en la categoría de literatura infantil y Manuel J. Rodríguez por El bloc de las edades en literatura juvenil.

Un día después dos anuncios muy importantes: El Premio Alfaguara de Novela, felicidades a Jorge Volpi por Una novela criminal y los Premios Edebé de Literatura infantil y juvenil: Beatriz Oses en el primer caso por Soy una nuez y David Lozano, en el segundo, por Desconocidos.

La presentación del libro galardonado con el Premio Café Gijón fue el 1 de febrero, como no podía ser de otra manera en el café madrileño del mismo nombre, bajo la atenta mirada de la editora de Ediciones Siruela, Ofelia Grande y con la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón. Allí Mercedes Monmany y Rosa Regás comentaron a los periodistas las bondades de la novela del poeta Pedro A. González Moreno La mujer de la escalera que, de manera excepcional, se ha editado en la colección de novela negra de la editorial. Una intrigante "opera prima" que se encuadra en este género por el cruce de tramas en la búsqueda de unos manuscritos teatrales fechados entre Auto de los Reyes Magos y La Celestina que lleva a un grupo de actores universitarios a los parajes más subterráneos de Madrid, El Escorial y Sigüenza, el argumento no deja de ser original.

Con el mes de febrero ya empezado estamos a la espera de que el lunes se falle el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral y más adelante, el día 16 el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas.

Ha habido más premios, seguro, y quedan todavía otros más por resolver y ante esta locura, donde los periodistas culturales no damos abasto ni para cubrir informativamente y ni para encontrar hueco en las publicaciones de referencia (menos mal que con los medios digitales, al menos la cuestión de espacio se solventa en parte), uno se pregunta... ¿quién sale ganando con tanto premio concentrado, el autor o la editorial?

Bien es cierto que todos los autores a los que he entrevistado en mi vida reconocen que siempre los premios literarios, aún incluso sin dotación económica, son un estímulo para su creación. Un reconocimiento siempre anima al escritor a saber que está en el camino correcto y que, pese a sus dificultades, su escritura puede tener un futuro. 

La editoriales por su parte contribuyen con sus premios a incrementar su cantera creativa, pueden dar más apoyo a sus escritores y además se hacen más presenten en los medios.

No cabe duda de que los premios literarios benefician a todos: Autores, agentes literarios, editores y lectores, para estos últimos puede ser, incluso, una opción para seleccionar sus próximas lecturas entre los más de 80.000 títulos al año que se lanzan en el sector editorial español.

La  duda queda en el aire: ¿en un premio literario quién se beneficia más el autor o la editorial?

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